domingo, 18 de agosto de 2019

Sobre el valor de un bien.



De acuerdo a las opiniones de los clásicos, el valor de un producto era independiente de los factores de mercado, los precios podrían fluctuar, pero el valor era constante pues según Smith el trabajo era la medida del valor. Marx continua con esta base de criterio sosteniendo que solo existe el valor de uso o utilidad y el valor de cambio, este último lo abrevia como “valor”. Este valor lo determina el tiempo socialmente necesario para producir el bien, considerando las condiciones normales de producción y la especialización de trabajo, este incluye tanto el trabajo directo como el incorporado en forma de maquinaria y materias primas. Tanto para las escuelas clásicas como los marxistas el precio se deriva del valor siendo posible que este tenga variaciones en torno a él. Así por ejemplo Marx distinguen entre cantidad de trabajo necesario para producir el bien y el tiempo de trabajo, de donde afirma que el capitalista pagara un salario de subsistencia al trabajador por su “tiempo de trabajo” maximizando la cantidad de bienes que produce, incorporando capital, los cuales al estar “valorizado” en una cantidad fija de trabajo los excedentes serán sus ganancias o “plusvalía”.

Para la escuela de austriaca, llamada también escuela marginalista de Friedrich Von Wieser, el valor tiene un carácter subjetivo formado de la utilidad que se le ha conferido, en especial la utilidad marginal. Para los neoclásicos, el valor de un bien tendrá un carácter subjetivo medible por los sujetos asociados al objeto; es decir un bien tendrá el valor que aquellos que intervienen en su producción y consumo le asignen. De esta forma cualquier factor ajeno a estos causaría una distorsión del valor del mismo.  Si aceptamos que el precio es la representación monetaria del valor del mismo serán los agentes del mercado los encargados de asignarle valor al mismo.