miércoles, 20 de mayo de 2020
La Rebelión en la Granja
La afición y sus resultados.
La afición por ciertas aéreas del
conocimiento humano es parte importante del desarrollo de un individuo, así
toda persona, tendrá fuera de sus tareas
comúnmente desarrolladas, y en las cuales tendrá menor o mayor grado de pericia
y profesionalismo, alguna otra habilidad a la cual dedique parte de su tiempo
libre. Así algunos optaran por la fotografía, la pintura, la poesía e incluso
la política.
En esta última de las ciencias
del hombre, la política, es donde la situación se torna delicada; pues si
entendemos que la política busca las maneras de cómo las sociedades libres
buscan las forma de resolver sus problemas, estas deberían en el mejor de los
casos ser orquestadas o dirigidas por profesionales de esta ciencia, sin
menoscabo de los aportes que todos aquellos ciudadanos con escasos o nulos
conocimientos de ella pudieran tener, es decir tomando en cuenta a la opinión de
los aficionados. Pero entregar a estos últimos la dirección de estos procesos
es sumamente peligroso, mas si se cuenta que pueden estar presentes dentro del
escenario de participación individuos, que siendo profesionales o dirigidos por
tales, pretenden socavar las estructuras del poder público.
Desde la última década del siglo
XX, nuestro país, vive un escenario como el planteado. Toda una generación de
ilustres ciudadanos, poetas, escritores, intelectuales, historiadores y demás,
todos ellos con las más nobles intenciones y el más profundo amor al país y al prójimo,
pero con una profunda afición por la política, se dedicaron a construir el mito
del socialismo venezolano. Sin darse cuenta que lejos de levantar las bases de
una moderna sociedad, están siendo manipulados por políticos profesionales,
preparados en las más oscuras y maquiavélicas centro de adiestramiento y adoctrinamiento,
para destruir en solo dos décadas la más avanzada de las sociedades latinoamericanas.
A tal grado de destrucción que
han logrado volver al país al menos ochenta años, al dejarlo sin suministro de
combustible, escases de agua potable, gas domestico e incluso servicio de televisión.
¿Tendremos que volver a las cavernas y churuatas para entender que la política no
es para aficionados?
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